Corría el año 1893 cuando un niño de tan solo 3 años, Pedro Bravo y Bravo, desapareció misteriosamente en la población del Escorial en extrañas circunstancias.
Cuando no apareció en casa, la familia dio la voz de alarma y se hicieron partidas durante varios días para buscar al niño desaparecido. Las últimas pistas que se tenían era en las proximidades del monasterio del Escorial, donde algunos testigos decían haberlo visto.
Cuando no apareció en casa, la familia dio la voz de alarma y se hicieron partidas durante varios días para buscar al niño desaparecido. Las últimas pistas que se tenían era en las proximidades del monasterio del Escorial, donde algunos testigos decían haberlo visto.
Transcurridos varios días el cadáver fue encontrado en las faldas del monte Abantos por unos cazadores. Ni los motivos de tan cruel asesinato ni el autor del mismo se aclararon nunca y quedaron como un misterio más de los que se guardan en la zona.
En el lugar donde apareció el cadáver se levantó una cruz de granito que, con una inscripción, recuerda este cruel suceso:
Tras un poco de documentación teníamos una ligera idea de donde podía encontrarse la cruz, pero no muy exacta, además cargamos el Waypoint en el GPS para intentar localizarla y una vez allí vimos que el GPS lo había perdido.
A pesar de todas estas circunstancias no nos desanimamos e intentamos localizar la cruz. El acceso a la zona no es muy fácil ya que hay bastante pendiente y con las piedras mojadas se hacía aún más complicado, además la niebla no nos permitía ver mucho más adelante de donde estábamos. Aún así finalmente, tras un rato por la zona, la cruz apareció. El sitio es bastante interesante y transmite una extraña sensación que no se puede explicar con palabras.
Hicimos algunas fotos pero con la lluvia no pudimos estar mucho rato allí. Volveremos con más calma en otra ocasión.
En la tumba del niño pedrin podemos leer algo tan escalofriante como:
No hay comentarios:
Publicar un comentario